30.6.07

DAVID RIVERS (o el atenazante dominio mental del juego)



El 24 de abril de 1997 el FC Barcelona llegaba al último partido de la Final Four de la Euroliga tras haber completado una buena temporada continental y tras haber establecido su dominio absoluto en la liga nacional. El equipo dirigido por Aíto García-Reneses contaba con un sólido plantel con jugadores de la talla de Djordjevic, Karnishovas, y trabajadores nacionales como Jofresa, Esteller, Dueñas, Andreu o Jiménez. Con este equipo se había doblegado al potente Asvel Villerbaunne del genial Delaney Rudd en semifinales de manera que no se podía llegar en mejores condiciones para medirse al Olympiakos del Pireo, el actual campeón griego, aunque comenzaba a pesar sobre los hombros azulgranas el hecho de haber llegado a siete final fours hasta el momento y de no haber ganado ninguna de ellas. Lo que no esperaban los barcelonistas es que la presión que llevaban sintiendo desde hacía años se convertiría en liviana en comparación con la que experimentarían esa noche en el pabellón de la ciudad de las siete colinas a manos de un pequeño jugador.
El objeto de este artículo no es analizar la final de manera exhaustiva sino rendir homenaje y pleitesía a una de las mayores exhibiciones individuales baloncestísticas que un servidor haya tenido ocasión de presenciar ante el televisor. Por aquellos días yo tendría 12 años y si bien es cierto que los sucesos vistos a través de los ojos de un niño se idealizan con el tiempo debo decir que repasé por simple nostalgia esta final hace escasas semanas y tuve la sensación de viajar al pasado, de volver a sentir aquella increíble admiración que sentí en su dia por ese pedazo de jugador que fue David Rivers.
David Lee Rivers (1965) se formó en la NCAA en Notre Dame, tuvo la ocasión de jugar una campaña junto al más grande en los Lakers (hablo de Magic Johnson, claro) y tras deambular por franquicias NBA perdedoras y paladear la dureza de la CBA desembarcó en Europa para regocijo de miles de espectadores. Rivers cumplió dos buenas temporadas en el Olympique de Antibes francés (aún tengo grabada a fuego en mi memoria el ver a Rivers comandando al combinado francés en un All-Star triangular que organizaron ACB, LEGA y LNB en Valencia allá por el 94 o 95) hecho que le valió la contratación por el potente Olympiakos heleno.
El equipo de El Pireo era el gran dominador griego desde que se alzara en el 93 con el trofeo de campeón helénico y después de haberse personado en dos finales de la Euroliga (94 y 95) y de haberlas perdido. El Olympiakos se caracterizaba por tener una (o dos) estrellas extranjeras que llevaban el peso del equipo (Tarpley, Paspalj, Eddie Johnson, Volkov, Berry...) y una base de jugadores griegos y nacionalizados balcánicos que aportaban brega y trabajo constante (Fassoulas, Bakatsias, Sigalas, Tarlac, Papanikolau, Nakic, Tomic...). El objetivo del equipo dirigido por Dusan Ivkovic no era otro que ganar la Euroliga para situarse como la dinastía más grande de Grecia y superar así a su rival el Panathinaikos, por detrás de los rojos a nivel nacional pero con un entorchado continental en sus vitrinas (París 96, la final del "tapón" de Vrankovic).
Rivers llevó la batuta del equipo en el 96, temporada en la que se coronaron como campeones de liga, y en el 97 donde se alzaron con la triple corona (Liga, Euroliga y Copa), un hito solo alcanzado por el basket griego en este 2007 a través del Panathinaikos de Obradovic y Diamantidis.
Pero la noche a la que me refiero es esta del 24 de abril, noche en la que las gargantas de los seguidores griegos estallaron de júbilo ante la demostración de clase que les hizo el pequeño base David Rivers en el Palaeur romano. Rivers anotó 26 puntos, dos menos que en semifinales, y se convirtió desde el inicio del partido en una auténtica pesadilla para Djordjevic y, por ende, para el Barça ya que copaba con el balón en sus manos la mayor parte del tiempo y con él parecía que nada fuera imposible. Los seguidores blaugrana y los comentaristas al ver tal panorama no tardaron en recordar el tremendo traje que les hizo otro base similar a Rivers, el genial Larry Wright del Banco di Roma en la final del 84, solo que esta actuación fue mucho más espectacular e hizo disfrutar incluso a los espectadores del bando contrario.
Las transiciones, bandejas y dirección del juego de Rivers no tuvieron parangón ni respuesta hasta el punto de que los jugadores azulgrana y su técnico se desquiciaron ante su sola presencia en la cancha (39 minutos de 40) que comenzó a asemejarse a una dulce pero inexorable caída a los infiernos. Aún conservo en mi retina, diez años más tarde, una imagen en que Rivers le cedía todo el espacio para penetrar a Djordjevic sabedor de las ayudas interiores que tenía detrás suyo y conocedor, con su gran dominio del juego y tranquilidad, del estado de ansiedad en que había sumido al yugoslavo, indicativo total del grado de control que ejerció este base sobre el juego, sobre sus compañeros y sobre sus rivales en esta final.
Quizá haya vistos actuaciones mejores, con más puntos, con más epicidad pero ningún partido en el que haya visto a un jugador capaz de atenazar a sus rivales con su simple presencia y su demostración de dominio del juego. Hay que verlo, no basta con describirlo, Rivers firmó una de las finales más recordadas de la historia de la Euroliga y dejó una huella en mi manera de ver y entender el basket. No solo es cuestión de fundamentos (que en esto el tío iba sobrado) si no que es el control y el poder mental lo que acaba condicionando este deporte, siendo la combinación de ambos factores un elemento letal, en definitiva, una pesadilla (o un dulce sueño) hecho jugador.

ENLACE:
- Vídeo de highlights de mr. Rivers frente al Partizán de Belgrado y, hacia el minuto 1:45, frente al FC Barcelona en el partido al que he hecho referencia anteriormente (por cierto, la selección musical es sencillamente deprimente)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

****

Anónimo dijo...

hombre!!!vec q puc deixar comentaris...jejejeje! (1 dia no vai poder...)

vec q tens molt temps lliure per escriure tot axo...ee?? pos dedical + a entrenarte a la play pq sino una q jo se et fot unes pallises la nba...jajajajaja!!!


muuaa****

p.e.t.i.